lunes, 17 de febrero de 2014

La Comida como Refugio a tus Emociones


Cuando tenemos algún problema o dificultad, todos tenemos un amigo, un tesoro, un alimento, que nos da paz, calma, y nos ayuda a sentirnos mejor ante la adversidad o un estado de ansiedad. Al principio, una dosis es más que suficiente.
Cuando pensamos en algo que nos gusta hacer, ya sea comer chocolate, o navegar en internet, nuestro cerebro enciende un sistema de recompensa, y de ésta forma cuando sucumbimos a ese deseo, apaciguamos nuestro “apetito”. Al principio, un poco es suficiente, pero cuando entramos en éste proceso, no pasa mucho para que, deseemos más.

¿Adicción a la comida?

No podemos afirmar que exista, una adicción como tal, pero sí, algo muy similar a lo que ocurre con los narcóticos, y es que cuando nosotros llevamos a cabo una acción que disfrutamos, como comer helado, nuestro cerebro, produce sustancias químicas como la dopamina, que nos hacen sentir una ráfaga de placer y satisfacción.
Así que si tienes un anhelo por comer algo, que podrías describir como un antojo, que está constante en tu mente y a veces no descansa hasta que lo obtienes, no es nada nuevo, es algo por lo que muchos de nosotros, sino es que todos, pasamos, o hemos pasado. Pero si ésta conducta se ha ido fortaleciendo hasta el punto que se nos hace imposible no ceder, es el resultado de un sistema de recompensa que se ha ido desviando.
El sistema de recompensa, resulta muy útil en el proceso de aprendizaje, y para alcanzar nuestros objetivos, sin embargo, si la comida se vuelve una recompensa para nosotros, seguramente tendremos problemas de salud en el futuro, derivado de nuestra alimentación y peso.

Alivio fugaz

A lo largo de nuestra vida, podemos encontrar en la comida, en la tecnología o en cualquier elemento que encienda la química del bienestar en nuestro cerebro, un refugio. Es decir, si no dormiste bien, despiertas por la mañana, cansado, de mal humor, podemos recurrir a unas galletas o algo dulce y una taza de café para elevar nuestra azúcar en sangre y “aliviarnos”. Muy rápido y eficaz para muchos, sin embargo, no es la solución, ya que en la medida que tomemos éstas acciones, la comida se volverá nuestro refugio, y antes de darnos cuenta habremos avanzado por el camino hacia el sobrepeso, y las enfermedades crónicas.
En efecto, los alimentos ricos en carbohidratos y grasas, estimulan a nuestro cerebro y nos sentimos mejor, sin embargo, la sensación es fugaz y se trata de una medida poco saludable.
¿Tienes mucho trabajo y estas comiendo todo el día? Si “programamos” a nuestro cuerpo para aliviarse con la comida, cada vez que te sientas estresado, afligido, que algo te moleste, o estás ante una dificultad, recurrirás a la comida, estaremos entonces, alimentándonos de nuestras emociones.
La mala noticia es que no todo concluye ahí. Así como una adicción, las dosis que al principio te satisfacían, deben volverse cada vez más grandes, ya que cuanto más liberemos dopamina (sustancia que nos hace sentir bien) a través del consumo de alimentos, para sentirnos mejor, nuestro cuerpo, se adapta y disminuye sus receptores de ésta sustancia, de tal forma que el efecto parece ser menor con el paso del tiempo, y necesitamos comer más para sentirnos satisfechos, siendo cada vez más difícil retroceder.

Soluciones

Ya sea que te estés alimentando de tus emociones, o bien estés apenas tomando éstas alternativas, es importante saber, que se puede reprogramar a nuestro cerebro, y dejar de una vez por todas de refugiarnos en los alimentos para sentirnos bien.

  1. Haz conciencia: Muchas veces, ni siquiera nos ponemos a pensar cuánto puede afectarnos un alimento, simplemente lo ingerimos incluso, sin darnos cuenta en qué cantidad lo estamos haciendo. Por ello siempre que vayas a comer hazte la siguiente pregunta ¿Es saludable? Y después ¿realmente tengo hambre? Si la respuesta a la segunda pregunta es “Sí”, busca una alternativa saludable a lo que vayas a ingerir, como fruta fresca, o un puñado de almendras naturales.

  2. No dejes que tu cerebro te controle, haz tuyas las decisiones: La planificación es importante. Si sabes que vas a tener un trabajo muy estresante, y el antojo de un chocolate será inminente, entonces plantéate esa situación e imagina cual será la opción saludable por la que vas a optar, algo como decir “ya se que querré comer chocolate, pero en lugar de ello, voy a tomar una manzana”, es importante prever, porque así, cuando llegue el momento, nuestro cerebro, también sentirá el placer de comer una manzana, puesto que ha sido tu meta propuesta.
  3. Elige más calidad: A pesar de todo, se puede tener un gustito de vez en cuando sin temor a alimentarnos de nuestras emociones, hay opciones saludables e iguales de sabrosas que podemos emplear. Sí es el dulce, entonces opta por un puñado de pasas o frutas secas, además de azúcares naturales, tienen fibra que nos harán sentir plenos por más tiempo, incluso 25 gramos de chocolate oscuro (no blanco) es una opción que podemos considerar. Si te agrada lo salado, puedes recurrir a bocadillos integrales, o bien, tiras de pepino con sal y limón. La cuestión es evitar, a toda costa, recaer en los clásicos, de galletas industrializadas, pastelitos, frituras, y en pocas palabras, aquellos alimentos que carecen de fibra, y son ricos en grasa, sales y azúcares.



Fuente: Biomanantial

No hay comentarios:

Publicar un comentario